En el diario de internet Jot Down, Manuel de Lorenzo, publicó un artículo sobre los plagios de la música. Hizo referencia a los más sangrantes del siglo XX, pero aquí solo tocaremos los que tengan que ver con canciones de los Beatles o a la inversa… y también de otros artistas; en el caso de que sean relevante según nuestro criterio.
Un fragmento del artículo escrito por Manuel de Lorenzo:
Las musas, a veces, son temerarias. La diferencia entre la simple influencia musical y la apropiación indebida es generalmente sutil. De ordinario, el oído se ve obligado a medir la suerte de la canción sospechosa con atención y detenimiento, y su veredicto no siempre es aceptado sin controversia. ¿Plagió John Williams en su Marcha Imperial el primer movimiento de Los Planetas de Gustav Holst, o simplemente se inspiró en él? ¿Es excesivo el parecido entre la instrumentación de The Man in Me de Bob Dylan y la de Jackie Wants a Black Eye de Dr. Dog o son solo imaginaciones mías?
Sinceramente, no creo que en estos dos casos la intención fuese mucho más allá del mero homenaje. Y es que, precisamente, de intenciones va la cosa. Cuando el plagio es descarado, el compositor es perfectamente consciente de su hurto, y a pesar de ello lo comete. Los meros parecidos razonables, sin embargo, esos que se acercan a la peligrosa línea pero no lo suficiente, no suelen ser más que inevitables accidentes —homenajes, a lo sumo—, ya que todo lo que uno escucha, y en concreto aquello que más le agrada, termina influyendo irremediablemente en su producción musical.
Pero no son extremos tan distantes como la copia descarada y el simple parecido los que informan este artículo. Como decía en un principio, la diferencia de peso entre ambos platos de la balanza en el juicio de un posible plagio es comúnmente tenue, aunque no por ello inexistente. Se impone preguntarse, por lo tanto, qué elementos son determinantes en el fallo y cuáles no lo son.
En esencia, la música es melodía, armonía y ritmo, pero teniendo en cuenta la cansina similitud de tempos y compases que encontramos habitualmente en el pop y el rock, sería absurdo pretender adivinar plagios que traigan causa únicamente en la semejanza de dos canciones en cuanto a su ritmo. Para que una sea una imitación de la otra, debe producirse una coincidencia melódica en el marco de una armonía muy similar —razón por la que John Williams y Dr. Dog se salvan de la quema—. En los estilos mencionados, la melodía más destacada suele ser la de la voz principal, y la base armónica se encuentra en la guitarra o el piano más las notas del bajo, que forman un todo con las melodías vocales. Es decir, si existe una identidad sustancial entre el conjunto de la voz y los acordes de las dos canciones, probablemente será un plagio de cojones.
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Plagios de canciones de los Beatles o a la inversa…
Plagio: Come Together de The Beatles.
Original: You Can’t Catch Me de Chuck Berry.
Hablar de plagio cuando la canción es comparada con un rock and roll más clásico que el batín de Don Pantuflo Zapatilla es un tanto arriesgado. Si nos ponemos quisquillosos, casi todo se parece a Chuck Berry. Sin embargo, prueben a imaginar cómo sería el tema de los Beatles con algo más de velocidad. Hay que reconocer que el resultado se acerca bastante a You Can’t Catch Me… En cualquier caso, probablemente nadie habría reparado en esta similitud si no fuese porque el imprudente de Lennon se atrevió a copiar literalmente el verso “here come old flattop” en la primera línea de Come Together —pueden escucharlo a partir del minuto 1:05 en la canción de Berry—. El de Liverpool fue demandado por plagio, pero finalmente la cuestión se resolvió fuera de los tribunales. Como parte del acuerdo, Lennon tuvo que versionar la canción de Berry en su álbum Rock ‘n’ Roll.
Manuel de Lorenzo
John Lennon – Come Together
Chuck Berry – you can’t catch me
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Plagio: Why Don’t You Get a Job de The Offspring.
Original: Ob-La-Di, Ob-La-Da de The Beatles.
Anda que no hay canciones de The Beatles para elegir… Anda que no hay temas de McCartney para copiar… ¡Anda que no hay fenomenales ñoñerías de Sir Paul para plagiar! Pues nada, The Offspring escogieron esa cosa llamada Ob-La-Di, Ob-La-Da, la mezclaron un poco con Cecilia de Simon & Garfunkel, et voilà. El manifiesto parecido entre el estribillo de Why Don’t You Get a Job —a partir de 0:35 en el vídeo— y el de la canción de los “Fab Four” —a partir de 0:27— convierte esta sentencia en inapelable.
Manuel de Lorenzo
The Offspring – Why Don’t You Get A Job?
Paul McCartney – Ob-La-Di, Ob-La-Da
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Plagio: My Sweet Lord de George Harrison.
Original: He’s So Fine de The Chiffons.
Lo de Harrison es incomprensible. ¿Qué necesidad había de hacer esto, George? Mi respeto por el autor de While my Guitar Gently Weeps, Something, All Things Must Pass o Here Comes The Sun hace que me resulte difícil aceptar la posibilidad de que su talento se marchitase hasta el punto de tener que rebajarse a copiar a otros, o lo que es peor, de que plagiase descaradamente con la esperanza de que no le pillasen. En honor a la verdad, es justo aclarar que en la sentencia que puso fin al juicio por violación de derechos de autor se aceptó que el ex Beatle había plagiado la canción de forma inconsciente. Que fue un caso de criptomnesia. Sin embargo, milongas las justas. Que a veces un compositor crea que parte de lo que está escribiendo es suyo cuando en realidad lo ha escuchado anteriormente es algo que, efectivamente, ocurre. Cosas del subconsciente. Pero si toda la canción es un calco de la original, lo más sensato es pensar en el plagio consciente. George compuso el tema This Song para mofarse de la sentencia, pero resulta un tanto inútil negar la evidencia. Lo hiciese de forma deliberada o involuntaria —y probablemente fue lo primero—, My Sweet Lord es una simple imitación de He’s So Fine.
Manuel de Lorenzo
George Harrison – My Sweet Lord
The Chiffons – He’s So Fine
Continuaremos, si conoces algún plagio relacionado con la música de los Beatles, lo dices en los comentarios y lo incorporamos en el post…
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